La perforación se realiza en base a información sobre el acuífero, utilizando un dispositivo que inyecta una corriente eléctrica en el suelo y mide la diferencia de potencial resultante en las capas que componen su terreno. Los cambios de resistividad calculados permiten modelar la estructura del subsuelo y así determinar qué capas del terreno tienen más probabilidades de ser acuíferos.